Josefina 46

EL TECHO DEL MUNDO

Me entristece pensar

que de la madre naturaleza

nos podemos oñvidar.

 

Que pocas veces a ella

nos referimos en poesía,

se valora en su justa medida

o se agradece la luz del día.

 

Nos proporciona todo lo necesario,

nos da lo mejor de si misma,

paisajes de ensueño, picos nevados,

valles, ríos, mares, acantilados...

Una luna de estío,

un cielo lleno de estrellas

y mil gotas de rocío.

 

Una magnolia cuyas flores

como la nieve de blancas

hacen que parezcan

la Navidad sin guirnaldas.

 

Una concha a la que el mar

lleva hasta la misma playa

y al regresar mar a dentro

olvidó recuperarla.

 

También nos proporciona

de los animales su compañía,

que por dinero se aniquilan

o se abandonan en una esquina.

 

¿Qué le damos nosotros

a cambio de todo eso?

polución, incendios, desechos

destrozando nuestro techo.

 

Reflexionemos sin dilaciones

antes de que sea demasiado tarde,

respetando como a nuestra madre

a esa flor, a ese mar, a esa luna,

porque no podemos ni imaginar

si se cansa de nuestros desmanes

el alto precio que podemos pagar.

Fina