Un grupo de niños
jugando en un patio,
disfrutaban divertidos
en el amplio espacio.
Sus carcajadas retumbaban
soltando las riendas a su alegría;
y la diversión con sus propias alas
en cada niño resurgía.
De pronto un destello luminoso
repentinamente los distrajo,
y ellos voltearon presurosos
indagando, sobre aquello extraño.
Luego en veloz carrera
se dirigieron al lugar
y vieron que era una estrella
que brillaba y brillaba sin cesar.
Se ha caído del cielo
dijo una de los zagales,
siempre las vi de lejos
en sus espacios siderales.
¿Oh, que habrá pasado?
preguntó otro a su manera,
¿Será que ha explotado
y ha caído a la tierra?
Yo la vi primero,
dijo uno desafiante,
así que me la llevo
en este mismo instante.
Estás loco amigo,
yo la recogí del suelo,
fui yo quién recibió el brillo
de sus hermosos destellos.
Mientras ellos discutían
la estrellita se apagaba
ya casi, ni resplandecía
parece que al cielo extrañaba.
Yo me la quedo,
dijo otro de los presentes
mejor dejen el enredo
y evítense inconvenientes.
No, por favor amigos,
dénmela de buena gana
que yo siempre las persigo
asomado a mi ventana.
Y la estrella cansada
de tanta estéril discusión
en silencio se apagaba
perdiendo luz y color.
Y despreciándola entera
la tiraron en el suelo
y se fueron en carrera,
a continuar con el juego.
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