La vida es un soplo, un suspiro, un grito de dolor, es nada, presa por un hilo invisible, de un momento al otro se rompe y se termina todo.
No tiene edad, no avisa cuando acaba, solamente se marcha.
Miles de cosas por hacer, por pereza, por no pensar que somos el ahora y que al rato siguiente nada somos, solo sobras sin provecho para enterrar.
Somos el empleo para la medicina, para los médicos laboratorios y un sinfín de gente que dicen trabajar para que tengamos salud. Por todo y por nada operan, hoy por agujeros hacen todo, ( oh nada) veinte y cuatro horas y ya nos mandan a casa, para que seamos atendidos por la Familia.
No hay vuelta a dar, morimos cuando llega nuestra hora y nada más.
Antes, la cura era natural, hierbas, infusiones y cosas caseras, porque eran de sanar, no eran químicos, que no resuelven nada, aunque parezca, solo, estropean nuestro cuerpo.
Vamos cuando está marcada la hora, al otro lado sin más. Cuanta máquina, para hacer exámenes, cuantas medicinas con componentes, sin traducción largos como un tren de carga, que al final solo tienen contradicciones y hacen mal a todo.
Es una ilusión, pues solo queremos mejorar, si estamos enfermos. Dejamos que hagan todo, como nos ponen a dormir nunca sabremos lo que pasa durante las operaciones y si hacen algo, con cicatriz quedamos, pero lo que está dentro no tenemos manera de saber y tampoco si era necesario.
En un soplo, un suspiro, se va la vida, no vuelve más, lo que debíamos de haber hecho, así queda sin hacer.
No dejes para mañana lo que debes hacer hoy, sea una llamada por teléfono, una palabra, un abrazo, un pedido de perdón, intentar con fuerza arreglar lo que hace falta, para no dejar las cosas a medio.
Nunca nos podemos olvidar que no hay edad, cualquiera sirve para que dejemos este mundo. Demostremos nuestro afecto, traguemos malas palabras, no insultemos, seamos dulces para todos, sin levantar la voz.
Por ti que en un hospital estas entre maquinas, que ni luchar por la vida puedes, pues estas sedada y inducida en coma y que no puedo darte una palabra de esperanza o coger tu mano, escribo esto. Tantos años, que nos conocemos y tanto que ha quedado por decir. Si recobras un poco tu salud, junto a ti iré y sentirás que te quise bien, que te he admirado, como Madre Hija Y abuela, ya no hablando tu sacrificio mientras has tratado de tu padre y Madre. Como esposa, te has anulado para servir tu Marido. Con esperanza que te repongas rápido lo haré, Dios es quien manda, seguro que te regalará más tiempo para vivires con todo funcionando con normalidad.
Serena, fuiste siempre, sin reproches a nadie vivisteis y vas a continuar haciéndolo.
Un topetazo he llevado al recibir el mensaje, unas lágrimas me han turbado los ojos, pero te quiero de nuevo con salud, eso pido al Señor con mi corazón.
Oporto, 10 de Enero de 2013
Carminha Nieves