He descubierto
el silencio en tus
manos anchas,
entre los besos
el sordo dolor
que nunca acaba.
Esa tristeza
que escribes en mi alma
cuando amanece
y mueren las palabras.
Y siento miedo
cuando callas
te convertiste
en una fiera
que ya no dice nada.
Que fue de aquel
hombre que me amaba
con piel de hada,
sujeto a la vida
y a mi mirada.
Ana@ocaña