Aquellos ojos que me deslumbraron,
Iluminando con fulgor mí sendero oscuro.
Con aquella ternura que inundó mi alma,
Y sin pronunciar palabras se manifestaron.
Hicieron estremecerme hasta lo más ínfimo,
De mi alma, mas hoy sé que me engañaron.
Haciendo llorar mi corazón ardiente,
Que hoy está enmudecido y solitario.
Pues el amor que lo llenaba,
Eras tú vida mía, quién lo cautivó,
Con tú sonrisa dulce y esa mirada de sol.
Más hoy que ya no estás, puedo decirte.
Que siempre te querré y te extrañaré,
Pues con tus ojos aclaraste mi vida,
Y que aunque hoy no me miren,
Están presentes en mi vivir y en mi soñar.