Esa casa de amor que me diste
para que contigo viviera
alejó los momentos tristes
con tu canción lisonjera.
El corazón en la puerta
que para entrar me dejaste
me ha convertido en poeta
y en loco delirante.
La belleza de tu mirada
y la prohibición del sufrir
me alejaron de la nada
dando forma a mi vivir.
El arcoíris de luna
que me diste aquel domingo
lo bordé con mi ternura
y así es que sueño contigo.
La guarida que me diste
es una hermosa guarida,
yo no se como supiste
que le hacía falta a mi vida.
Ya tome la cara y la cruz
del sentimiento ofrecido;
y tal cual lo querías tú,
bailé con el viento amigo.
Tú querías empezar en la tierra
y terminar en la orilla del cielo
y yo de igual manera
eso también lo quiero.
Esa celestial linterna
que encendimos juntos
hizo una bella escena
alumbrando nuestros mundos.
Las caricias que me diste
y los besos para el invierno
es lo mejor que escribiste
en tus notas del cuaderno.
A la ventana en el aire
le puse cortinas de estrellas
y la pinté una tarde
con hermosas acuarelas.
El tendedero estrellado
lo tengo ya extendido
con retazos azulados
y besos para el camino.
Yo se que tu quieres,
y que sigues queriendo,
ir empujando los quereres
como la historia de un cuento.
No se si mandamiento será
la fe del querer de esa manera,
pero siento la felicidad
como eterna primavera.
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