Esa lejanía entre sus labios y los míos,
cuando pierdo el aliento esperando sus besos,
es puente de suspiros, fulgor de los estíos.
Es puente de suspiros, fulgor de los estíos
el trecho entre los cuerpos antes de vivir presos
en celda de caricias, salón de desvaríos.
En celda de caricias, salón de desvaríos
se olvida respirar sintiendo los excesos
-seductora condena de reos inconfesos-
lamento que revive pena sin atavíos.
Lamento que revive pena sin atavíos,
cómplice de mi cuerpo y alma, y mis embelesos,
cuando pierdo el aliento esperando sus besos,
es puente de suspiros, fulgor de los estíos.
Únicamente dentro de su mundo interior
vive aquella otra realidad por la que usted suspira.
Hermann Hesse