Coty

Heredad

Amanece en la campiña

poco a poco se apagan los luceros

se entibia el aire fresco

con los primeros rayos de sol

la hierba húmeda de rocío

despierta perezosa

y se yergue consentida

para dejarse acariciar

por la cálida luz que asoma presurosa.

Gallos bulliciosos anuncian la hora

de dejar inconcluso el sueño

y el cómodo hueco de sábanas y almohadas

y los pájaros alegres en su trinar

 invaden el silencio

en magnífica confusión de melodías.

Un chorro de agua fría

recorriendo el cuerpo

despierta del letargo los sentidos

y el aire se endulza

 con aroma de café recién colado.

A pequeños sorbos calientes

despierta la última célula perezosa

la mañana en su plenitud

torna  todo en luz y color rosa

al macuelizo y al napoleón

y en verde-amarillo-café,

 como ojos de Mama,

toda la gama de la creación

emerge en esplendor.

A lo lejos el mugir de las vacas

conduce ligeros

 -estilo Lofito-

 los pasos campesinos

hacia el corral

y entre tambos y terneros

aroma de leche recién ordeñada

olor a establo y potrero

estiércol fresco

aroma de cuero de silla de montar

pasto recién cortado

hierba ipacina

cítricos azahares

insectos presurosos

piocha, pala, azadón,

machete y sombrero

surcos armoniosos

árboles frondosos

arroyos cantarines

fauna y flora singular

todo se conjuga para anunciar

Victoria…Mirasol

un día más de afanes

en mi heredad.

Parafraseando a mi amigo…

¿“Cuándo fue la última vez

que acariciaron tus pasos

palmo a palmo sus linderos

y con tu presencia

honraste la esencia

del que con amor verdadero

 legó esa propiedad?”

“No me atormentes”, le digo…

¡“Seguro que es ahí

dónde quiero estar”!