Élitro mi horizonte cielo,
poblado por isobaras yermas.
Un caminante sin imán en su destino.
El tiempo,mi tiempo,a ninguna parte;
sin sueños en mi sueño,como
un poeta muerta su pluma,
como el ave migradora
que no asienta su vuelo.
Párpados en permanente álabe
y latidos oxidados en caja carcomida.
Un perdido que nadie encuentra
ni ser encontrado...por que
¿quien hecha de menos a un
perdido que no se encuentra?
Cuando ya era menos que nada
apareciste como un resplandor atómico.
Irisaste el huracanado gris,
y en mi veo nació el nacarado
denuedo de tu avellano.
Convertistes mis llagas en gardenias,
y como ancora,se fijó en mi nave taciturna,
tú,brilladora selene en mi hondo.
Tejeré en tu estela un traje
y lo vestiré con mi rima,
y mi beso a tu beso,y en el paso...
un ¡te amo!