Bastó una mirada tuya para sentirme hechizada,
Mirando el azul del cielo reflejado es tus ojos,
Fue suficiente para quedarme embelesada.
Aun sin escuchar tú voz fui sintiendo la ilusión,
De ser una mujer amada y deseada por tu amor.
Tu mirar me perturba y me enloquece tanto,
Que hace volar a mi alma alto muy alto,
Tan alto como la inmensidad de mí soñar.
Tanto que a veces deseo fervientemente,
Amanecer entre tus brazos, y sintiendo
Cada latido de tu corazón, y probando
El néctar de tus labios endulzar los míos.
Recuerdo aquel día en que te encontré,
Tan presente como si fuese ayer en que te miré,
Platicamos, sonreímos, nos miramos sutilmente,
Nos tomamos de las manos y caminamos.
Susurrándome al oído me dijiste, que me amabas.
Me besaste con ternura acallando mis palabras
Desbordando con pasión devoradora
Infamando nuestros cuerpos extasiados
Explotando y ascendiendo hasta el cielo
Y en sublime efervescencia descendiendo
Permaneciendo quedamente extenuados
Saboreando de la miel de nuestro amor etéreo.