rodulfogonzalez

VUELO


¿Cuánto de mí, amada, se fue contigo en el pájaro metálico con el cual surcaste el caprichoso éter para trasladarte a la oceánica Australia en pos del encanto de lo extraño?
¿Cuánto de ti, amor mío, quedó conmigo para mitigar la sed de tu presencia, el dolor de tu ausencia, el hambre atroz de tu cariño y la orfandad de tus pláticas?
Dos gotas de rocío en mis ojos, surgidas en la inconsciencia de mi tristeza de poeta y amado herido de soledad y de prematura nostalgia, fue la respuesta romántica que mi corazón te ofrendó al verte alejar por el distante y azuloso cielo para dar comienzo a un viaje que presentí de siglos.
¿Fue tu recuerdo, amada, como el tuyo para mí, maravillosa panacea para reducir a suave y juguetona brisa el huracán de la separación, breve si se quiere en el tiempo real, pero infinito en el tiempo amoroso?
¿Pudo tu barca de cariño, resistente como la mía, vencer las embravecidas olas de la soledad y seguir rumbo seguro hacia el generoso puerto de la esperanza?
Tu ausencia, amada, en vuelo hacia lo desconocido, marchitó muchas flores de mi jardín poético, pero otras, con más hermosos y variados coloridos han brotado a medida que se acerca tu regreso.
¡Te embriagarás de amor con esas nuevas flores que tú no conoces pero que tu recuerdo hizo brotar¡