¿La culpa? Del gato negro
que se cruzó en el camino.
¡Desgraciado ese felino!
(Si lo veo no me alegro)
¿Pecado? El de la escalera,
que abierta en justo pasillo
me obligó, listo diablillo,
a surcarla aunque no quiera.
El error fue del espejo
¡Romperse así, en pedazos!
Me augura malos porrazos
de aquí hasta que sea viejo.
Un yerro descomunal
que acrecienta mi desdicha:
la muy mala, la muy bicha,
quiso caerse la sal.
¡Qué desliz esta mañana!
Me levanté en el izquierdo.
Mas llegamos a un acuerdo:
la culpa nunca es humana