Tal pareciera que cifro mi vida en pensarte...
en adorar la perfección de lo imperfecto...
en soslayar tu imagen por la abertura de mis niñas,
para crearme mundos de estrepritoso ensueño.
Para alimentar el recuerdo silente de tu presencia,
huyo en los bancos arenosos de mis sueños
donde las olas en vaivén de este profundo océano
traen y llevan corazas prismáticas para observarte.
Y en el mirarte se engloban universos enteros,
se ciñe mi alma al holocausto de mi pecho
y en el silencio que me abraza inquieto
dejo mi vida junto al alud de un amor ufano.