Desde mi ventana
contemplo la vida pasar
escuchando en la lejanía
de las campanas su repicar.
¡Cúantos años han pasado!,
veinte, treinta, cuarenta,
cualquiera sabe hasta cuando
seguirá mi puerta abierta.
Las estrellas en el firmamento
parecen brillar más que nunca
y recuerdo con sentimiento
nuestros besos a la luz de la luna.
El horizonte a lo lejos
se me antoja un mullido lecho
donde duermen los recuerdos
consumidos por los hechos.
Mañana quiero pensar
que despertarán al alba
mezclándose con la suave brisa,
para revivir con una sonrisa
todo aquello que soñaba.
Por fuerza tengo que ser realista
y abrir los ojos de par en par,
fuera bueno, malo o regular
el pasado pasado está.
Porque ante todo amo la vida,
la que mi madre con su amor
un día me quiso dar,
y aunque mi alma esté dolida,
a través de mi ventana,
de tarde o por la mañana
contemplaré la vida pasar.
Fina