(Dirección General De Ingresos, 1986)
Yo vivo en un mundo de fantasmas
de muertos que viven en mi conciencia,
Tú has matado tu conciencia para no ver a los que viven por ti.
He flotado junto a mi pensamiento
elevándote a categoría divina.
Y has volado sin tener alas
y traspasado las barreras del tiempo.
Que tontería seguir rezando este rosario,
seguir implorando estas letanías.
Repetir tu nombre hasta el cansancio,
tomar aire y seguirlo repitiendo.
Fantasma intocable, invisible, imbesable.
No pudo haberte soñado mejor un imbécil.
Darte forma, dibujarte una sonrisa,
delinear tu cuerpo y formarte un rostro.
Creación de esta imaginación
que con frecuencia se va de vacaciones,
repasando el andar en las mismas calles,
en la misma playa, en el mismo cine,
en el mismo lugar donde estuve contigo.
Yo vivo en un mundo de fantasmas,
de muertos que viven en mi conciencia,
tú has matado tu conciencia
para no ver a los que viven por ti.