La mirada en ti no ha perdido asombro.
Te esquivan mis ojos sin salida alguna
y me he convertido en ese cuerdo
que tan solo ve la luna.
El viento retorno con el aroma de tu piel
mutilando al obligado movimiento,
hurgando el mundo…
por el anticipado mando de estar resurgiendo;
con la amarga dulzura
que ha acongojado el tiempo.
Si pudieras darme un sueño
o te atrapara en el cielo,
como al oxigeno mis pulmones
y al rojo mi sangre…
de la que nunca verídicamente
he sido ni el dueño.
No me veas, que me aturdo
que a razón repitas, que es absurdo;
porque el amor me convirtió en un necio
y huyendo cuando me estás viendo…
en autentico vagabundo.
Cuando retorno mis ánimos
consintiendo el rose de tu voz,
abrazando la espalda de tus manos;
te amo sin que seas mía, sin reclamos.