Este ají está picantoso
y lo disfruto a plenitud
ven mujer que está sabroso
¿Por qué no lo comes tú?
Yo no quiero ser farsante
ni mentirte por placer,
sabes que yo al picante
no lo quiero ni oler
¡Pero bueno chica!,
eso a nadie mata;
más bien el alma encabrita,
y el amor se te desata.
Nada de nada, chico,
el picante es mi enemigo,
así que por Dios te suplico
deja ya tanto fastidio.
¡Pero, te has vuelto loca!
¿Por qué desprecias el ají?
¡Porque me pica la boca
y me arde la nariz!
Y no es que sea loca
como me has de juzgar,
ponle picante a tu sopa
si tú te quieres matar
Pásame mujer, el picante,
mi paladar lo reclama
y a mí me gusta bastante
cuando la boca echa llamas.
En casa yo llevo el mando
con el picante me sostengo
aunque sé que entra picando
para después salir ardiendo.
Y la mujer con su picardía
miraba el frasco de ají
y en silencio se reía
con su alegre ji ji jí.
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