ALVARO J. MARQUEZ

EN LA ESQUINA...

"A veces el corazón está acorralado/ cuando lo obligan a decir,/ por quién late apresurado/ o por quién deja de latir"


No voy a girar en la fatídica esquina,

ésa que parece que nos predestina

al olvido, a las ausencias, a la indiferencia,

aunque tú sí hayas en esa calle cruzado,

no parece afectarte en lo absoluto el pasado

ni te llegan al menos residuos de mi esencia.

 

No daré vuelta en esa esquina malvada,

allí está la calle del abandono, de la nada,

un suelo que ya hace tiempo borró tus huellas.

Calle triste donde ni siquiera llega el sol,

rúa que en la noche no ve encendido ni un farol

y ya ni el lánguido brillo de las estrellas.

 

Yo sé que tú hace tiempo por ahí pasaste,

que para llegar a ella veloz te apresuraste

para que de mí ya ni la sombra te quedara;

tanto te habrás acostumbrado a estar sin mí,

que si recordándome te vieras como yo a ti

seguramente te sentirías en extremo rara.

 

No doblaré en esa esquina, hay desvíos,

los caminos que tome no tienen que ser fríos

ni tener mi nostalgia grabada en ellos...

Puedo tomar sin dudas otros senderos,

donde no sienta que me miran tus ojos fieros

ni me enrede en la maraña de tus cabellos.

 

¿Sabes? Creo que al final de nuestra historia

te aprendiste todo ese camino de memoria

y diste vuelta en la esquina ya sin detenerte.

Al saber que en esa calle la gente olvida,

para ti cruzar la esquina significó la vida

y para mí, la más inmerecida muerte.

 

No cruzaré en esa esquina, te juro que no,

si ves a algún hombre triste por ahí no seré yo,

aunque dudo que puedas confundirte de hombre.

Nadie como yo marcó tanto tu existencia,

nadie bendijo con tanto amor tu presencia

ni pronunció con tanto deseo tu nombre.

 

Por eso a cruzar en esa esquina corriste

pues seguramente a ti misma te dijiste

que el olvido estaba ahí, a unos pasos apenas.

No son para ti esas sentencias ¿verdad?

Recordar un amor en medio de la soledad...

son sólo para mí esa clase de condenas.

 

El viento se llevó recuerdos y con ellos vino,

es cuestión por lo visto, sólo del destino

que como títeres nos maneja, nos domina,

ahora aunque rutas diferentes transitemos,

quién sabe, tal vez mañana nos encontremos

por casualidad al doblar en una esquina.