Te voy a regalar mi último poema
el último.
No lo hago por ti (por supuesto que no)
lo hago por el simple hecho
de guardar en este cajón de amores perdidos
esa incesante desdicha por recordar las cosas bellas.
(Bellas como una cajita de pandora
Que traen dentro: un tren, bolsitas de té y una boina)
Y recordarte en el espacio ocupado
por un verano de mentira,
en la dicha amoratada de un invierno sin leña;
en los fósforos que son relámpagos de tu luz
desfilando en la memoria de besos
todos esos besos que no nos dimos
y aún me remuerden en la boca.
Preguntas, la vida tiene demasiadas preguntas
Formadas en la arcilla de hojas volátiles
Entre la pradera y el sueño;
He dejado de preguntarme
se me acusa por eso de no sentir, de no extrañarte,
y no saben:
Mi insomnio es un vaso cansado de estar siempre lleno
por pelusas tejiendo en mis ojos, tu mano en mi pelo
así de sencillo, puedes creerlo
de tantos sueños, incendios, aire, mar y viento
lamento no sentir una mano, una mano apremiando
a mi cabeza a descansar ,por fin, en el pecho de una melodía.
Una melodía que no llegó a sucumbir entre tanto amor,
verano, y cápsulas de fantasía.