VIEJITA
Como fruto de tu amor naci,
Llevo tu olor en mi ser,
Vives en mi pensamiento,
Cual aroma que expela el vergel.
Te fuiste y yo me quede,
Tus manos de seda aun siento,
Te veo en una nube envuelta,
Cual hada que se llevo el viento.
Viejita, sigues siendo mi farol,
Desde tus entrañas me alumbraste,
En todos mis actos te encuentro,
Con la manos llenas de diamantes.
El aura que encierra tu ser,
En el limbo de este mundo cruel,
Cubre también mi existencia,
Cual lucero al amanecer.
Te fuiste pero siempre estas,
En los solares de mi alma,
Eres luz que brilla mi senda,
Esencia que me trae calma.
Viejita, siempre veo tu figura,
Me baño en el mar de tu ternura,
Transporto mi vivir en tu seno,
Sin abandonar jamás la cuna.
Cuando yo era un niño te vi,
Cuando era adulto también,
Ahora que te fuiste me veo,
De tu mano andando el edén.
En tu péndulo cuelga mi corazón,
Danzando cual ave en el cielo,
Llorando a veces de desconsuelo,
Tu partida que aceptar no puedo.
Cuando yo me vaya llegare,
De nuevo a estar a tu lado,
Como hijo que en el mundo has dejado,
Con el brillo de tus ojos incorporado.
La nada a los dos nos fundirá,
En el seno de la vida que es finita,
Las cenizas por los aires lloverán,
Los sentires madre e hijo brillaran.
El amor maternal perdurara,
Cual agua de cascada eterna,
Fuiste madre la mejor perla,
Fuiste amor para la vida entera.
Viejita: estos versos me hacen ver,
Esa hada que me dio el ser,
Los cantaré para ti siempre,
Antes y después de fenecer.
Autor: José Perilla