Con sus dulces miradas
van trazando el diseño del espacio,
sin ventana creada,
muy clara la fachada.
¡Radiante arquitectura hecha despacio!
Entregan sus caricias
los cálidos pinceles en el lienzo.
Disfrutas las albricias,
tonos no desperdicias
pintura, brillas desde tu comienzo.
Exaltada escultura
que frondoso follaje te acorrala
teniendo la bravura
de perder tu cordura...
La huella de su esencia en ti recala.
El cándido placer
en la danza corpórea del silencio
las manos de mujer
se llegan a perder.
En la coreografía, no sentencio.
Emanan los sonidos,
del rítmico silencio musical
sin acordes perdidos
sin tonos cohibidos,
en el fervor convulso gutural.
Historias en comunión
escritas con las letras de sus almas.
Una dulce canción,
variada narración
sin tristezas, y mieles en las palmas.