.....Y van quedando a sus orillas, pueblos fantasmas,
escuelas sin maestros, niños sin escuelas, industrias que mueren,
comercios sin suministros, pobladores sin transporte, enfermos
sin medicamentos. ¡¡Y a nadie le importa!!!....y a nadie le importa.!!!!!!...
TRISTEZA DE ANDENES VACIOS.
Andenes vacíos, sin albos pañuelos
pañuelos sin manos, sin manos con gente,
despidiendo madres, hermanos o amigos,
despidiendo amores, esposas o hijos.
Silencio de andenes, sin humo sin ruidos
de brazos que esperan, cargados de abrazos
aguardando madres, hermanos o amigos
aguardando amores, esposas o hijos.
Ramales de niebla, pitando al olvido,
oxidados rieles, durmientes dormidos,
vienen desde lejos siempre en paralelo,
rumbo al horizonte terminando unidos.
Tristeza de andenes, sin humo sin ruido
con bancos vacíos, muertos molinetes,
sin críos que jueguen en el tío vivo
sin madres que aplaquen, las risas de niños.
Sin manos que toquen campanas de arribos,
fantasmas que cruzan con rumbo al olvido
caminos de hierro sin rumbo o destino
envuelto en nostalgias, sin humo, sin ruido.
Hay en el, silencio de cosas muy quietas,
doblemente quietas porque están vacías,
tristes estaciones de trenes ya muertos,
silencio de andenes, sin humo, sin vida.
Sin manos que toquen campanas de arribo,
sin blancos pañuelos en la despedida,
sin voces que anuncien, es ya la partida,
sin brazos que abracen en la bienvenida.
Envuelto en nostalgias, de grisáceo humo,
se a quedado triste, la estación vacía.
Nicolás Ferreira.