Hoy el campo me ha recibido
con un lamento tristón,
¡será por que llegó el otoño!,
¡o se siente dolido mi corazón!
Hoy me he sentido tan sola,
tan perdida frente a él,
que hasta un perro que encontré
me miró, agacho la cola y se fue.
Hoy era todo tan distinto
que hasta el paisaje del pueblo
me parecía desconocido,
sin color, ni luz, ni brillo.
Algunos días me parece
que mi vida es un gran desierto,
que no voy a poder seguir,
ni volver, ni detenerme un momento.
Pero debo seguir adelante,
¡es necesidad y reto!
aunque me sienta triste
y morir por dentro.
Porque cada uno de nosotros
tenemos el camino trazado
por aquel que aquí nos trajo
en un madero clavado.
¡Hay que andar en la vida con los pies en la tierra!,
¡con la cabeza en su sitio y frío el corazón!,
¡pasando por encima de penas y alegrías
con la sonrisa suave de aquel que es vencedor!
Fina