Espero que la noche se rinda al día
mientras me fumo tus besos.
La misma luna nos mira pero quizá duermas
y yo revuelvo mis pensamientos.
Tampoco entiendo los porqués de quererte así,
de sentirte así a lo lejos…
El retrato de tu sueño entre mis brazos
lo guardo bajo la almohada,
me pica la cabeza y no concilio el sueño.
A veces te saco de un cajón,
de entre las páginas de un libro,
saltas frente a mí por los pasillos.
No me dejas a solas ni un momento,
ya no quiero estar conmigo, ya no me gusta la noche.
Comienzo a confundirme con las sombras
¿Por qué no me dejas saber si estás vivo?
Aunque más valdría saber que estás muerto.
Porque así hasta el cielo justificaría tu silencio.
Y tendría una razón para perdonarte y seguir viviendo.