con amordazados labios
y el pulso en bandolera
intuyo desde hace tanto
aquellos montes de profundo verdor
parecidos a tus ojos cuando me niegan
el favor del que pendo
entonces percibo que lo universal
guarda conexión y natura concede
canales por donde corre toda afinidad
El corazón arritmia un matiz inédito
mientras sigue triste el árbol ese
desde cuando adolecí bosques
en el cerebro
y ramas por manos
para doncellas que me anidaran despacio
los ardores propios de temprana edad
Un canto primitivo dice lluvia
sobre el cristal frontera para inhumar (me)
y veo desde aquí desde cerca cómo
el agua chista en susurros mientras hila
leyendas de cuando nadie era cosa viviente
alguna o siquiera intento
Otra prueba de que nos rodea el infinito
cuanto ocurre en torno remite a la idea-asombro
de ser esto tan nimio aunque
apto para describirlo y hacerse cargo
de un cielo que a lo lejos decreta
sin darnos acaso
parte ni seña