Black Lyon

Contumaz

 

Mirando al horizonte sin nada que ver,
donde los barcos naufragan y las sirenas,
roban aquellos sueños de la razón.

 

Me he encontrado solo en la senda,
sintiendo cada piedra del camino,
con mis pies descalzos y cansados.

 

El cielo se tornaba negro,
y el sol, se fue desvaneciendo.

 

Una luna acuciante, aparece,
ilumina mi sendero,
me hace creer en la esperanza,
en aquello, que es bueno, llamado vida.

 

Me hizo recordar, que cuando una estrella se apaga,
otra se enciende. Cuando el sol muere,
una luna te acorruca y te adormece.

 

El frío del pasado me ha entumecido,
sin embargo, esa hermosa e inefable,
belleza, az de luna plateada,
acelera mi corazón, que por años,
ha claudicado en cada error.

 

Finalmente siento, la vigorosa flecha de Eros,
aquel ser menesteroso y ambivalente,
que ahora, es de nuevo amigo mío.

 

A esa luna, la rodea el misterio,
al cual, me siento neófito.
Una bella pluma rodea su manto cósmico,
como recuerdo artero, del pasmo,
de su mismo pasado, la última pluma,
de sus amorosas alas.

¡Oh mi Dios!

¿Qué de bueno hay en mis sentimientos?
¿Qué de bueno hay correr el riesgo y sacrificarlo todo por sentir lo apacible?
¿Qué de bueno hay en conquistar un corazón amurallado por tormentos inasequibles a mi acongojada memoria?

 

Lo sé, ahora lo sé, mi respuesta. ¡Que ahora diviso una luna en el horizonte! Una luz que guía y hace latir mi corazón hasta sentirme nervioso, una luz, que al parecer, no tiene idea de semejante hazaña, empero, en mi humilde y sencilla persona, ha brillado con tanta fuerza, que finalmente veo con claridad. Una nueva esperanza, una nueva historia, una magnífica persona. Esto, es el preludio, de la orquesta de mi conquista. Pues, podría ser libertador de tus emociones, pero han inoculado en tí, malas intenciones, que según yo, soy culpable. Pero si ese corazón, de verdad está amurallado, fortificado con cualquier cosa que te dañe, me convertiré en beligerante, afuera de la ciudad de tu alma, y aniquilar, todo aquello que te lastime, todo aquello, que me impida, tener, una dulce revelación, la interacción de nuestros espíritus.

¡Oh luna!

Te ví, y marcaste mi corazón, tal vez, puede ser... llegues a desdeñar mis intenciones, razón que eres libre de usar. Pero quédate conciente, que has cautivado mi alma con una semilla, que se ha de convertir en mí, en la flor que creece entre la adversidad, la maravilla que admiro, la mujer, que hace sacar en mí, toda promesa de caballero. Por que lo soy, estaré esperando su respuesta.

 

Viviana, que tengas, un buen día, buena tarde y buena noche, y que en las madrugadas, no olvides, que un pobre trovador, se ha interesado en tu impoluto corazón.

 

BL.