No vivo por un suspiro
vivo de su ultimo suspiro,
no me refugiaba en sus brazos
sus brazos eran parte de mi,
Tampoco era adicto a sus besos
sus besos pedían estar en mi.
Aun recuerdo su aroma
su mirada un poco más
y recuerdo aquella sonrisa
que me decía, una vez más.
Cómo renunciar o incluso olvidar
si era tanto lo que me daba
y tanto, lo que yo le quise dar.
El sax del duende.