Una bomba que lejos estalló
dejó muerte, desolación y pena
y entró tan hondo en mí que aún resuena
el ruido que mi mente imaginó.
Una foto que mi atención llamó,
bastante más que las fotos restantes,
se me adentró en el alma y en instantes,
mi corazón de angustia se enfermó.
Más televisión, internet y prensa,
se ocupan de entregar fino horror,
imaginado en filmes de terror
y los que guarda el mundo en su despensa.
No hay abogados para cuál amparo
contra inicuos desmanes que furtivos
pareciera en muertes hacen festivos
los que no ven a quien le va el disparo.
Es esta humanidad en desagrado
cuesta abajo rodando en desenfreno
quien le echa abono abundante al terreno
haciendo el fin de algo casi acabado.
Si poetas con la pluma en la mano,
gastáramos libremente neuronas
en denuncias, sin cetros ni coronas,
diríamos un día ¡sembré un grano!
Autora:
Amelia Suárez Oquendo
Amediana
25 de enero de 2013