Un mundo lleno de voluntades,
se van colando por las ojeras
de mi reposada cordura.
Llegó la hora de mudarme
a un lugar más cálido,
dejar la nostalgia y el frío desolado
en esta trampa interna en
la que hace tiempo vivo.
He callado noches enteras
susurrando mis penas a la tragedia,
pero llego el momento de liberar mi cuerpo,
abrir mis ojos y reconquistarme.
Sobre mi carne,
aun están aferradas
esas marcas del pasado.
Quiero quitármelas,
pero están muy obstinadas a mi piel.
Mi esqueleto me llama a gritos,
y mi epidermis con sus monótonos latidos,
comienza a hincharse, quiere que la libere...
Demasiado tiempo
mi piel ha estado cubierta de sombras.
Demasiado tiempo,
he estado escondida detrás de este muro,
ya es hora de volver a la vida.
Con el primer golpe de cincel,
se estrellan los fragmentos
en el agrietado piso vejuzco.
De a poco, esa coraza gris
va dejando libre mi carne.
Fétidas fugas de polvo
se van mezclando y perdiendo,
en el rancio umbral de esta helada habitación.
Mi piel entumecida y frágil,
finalmente emerge del resquebrajado
cemento venenoso
¡Estoy libre! .
Desenrollada y sin limitaciones
me deslizo nuevamente
a saborear el aire de este mundo.
AZUL STRAUSS MARKUART
08/ 03/ 2008
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(Editado el 26/ 01 /2013 )