Ahí estás, como siempre
tejiendo en tu mirada la vida entera,
te amo, mujer eterna,
rosa frágil de universal belleza.
te veo, y los años son dulces
como la canción de todas las aves,
me llamas, y el mundo se hace azul
con la voz de tu manantial dorado,
te llevo el café, y te adoro,
porque eres el aire y la luz,
mujer, de todos mis sueños,
tus besos navegan en mi sangre,
sonríes y el tiempo se detiene
acaricio tu corazón con mi silencio,
te duermes y te dibujo
con los pétalos de estos versos.