Te he escrito tantas cartas
amor mío
-sin medida,
a impulsos del desasosiego-
que vacía he quedado.
De lo que resta
no harás tú el inventario.
En ellas iban lo mejor encontrado
en mi corazón.
Correos las hizo viajar con diligencia.
Más valía estuviesen
en el fondo de mi cajón.
Allí iban los secretos más profundos
que contigo quise compartir.
Y llegas tú y no contestas.
Tan bonitos sueños
no debieron salir.
Hablaban de ti también
y de nuestro mundo,
de las pequeñas cosas
que me hacían feliz:
tu sonrisa
tu pecho
tus caricias
un rayo de luna
y un poco de calor.
¿Tan poco soy que no merezco
unas líneas de despedida?
Tonta.
Eso es lo que he sido
creyéndome tus cuentos,
fascinándome tu estilo
para acabar en esto,
un fantoche de bolsillo.
Es la última que mando,
no pienso repetirla.
Carta no contestada
otros mueren por recibirla.