Cada noche es un nuevo intento para dejar de extrañarte, para deshacerme de tu mirada que sigue en mi presente, olvidar ese instante en que te convertiste en lo más importante en mi vida, porque no existe un segundo en que no estés rondando en mi memoria, ese deseo profundo de querer tenerte junto a mi todas las noches sigue carcomiendo mi alma, olvidar el efecto nocivo que tenían tus besos, pero como siempre mi mente no me ayuda y se convierte en mi peor enemiga.
En cada oportunidad que tiene, me recuerda el cómo es difícil olvidarte, lo recalca como un puñal en el pecho, que cercena y se siente en cada vena de mi cuerpo. Reproduce una película con cada momento juntos, reflejando en mi mirada lo vacío de mi mundo sin ti, las lágrimas que me he tragado tratando de no pensarte, de no recordarte, y es inútil, mi mente logra sacar todo de mí, trayendo una y otra vez el porque te perdí.
Me habla con tu voz y toma tu figura en mis sueños, trae consigo tu perfume y murmura sabiendo ella cuanto te amo y despierto con un nudo en la garganta que no se hace esperar, una ansiedad en mi cuerpo por irte a buscar, mi mente casi tan perfecta como tú, tan destructiva, como tú. Pero a fin de cuentas mi única amiga, al ser la única que me escucha.
No es tan difícil imaginar de que hablamos, si eres lo único que puede estar allí, tan resonante como los latidos de mi corazón cuando estaba en tus brazos, tan tibio como el calor de tus labios, tan perfecto que no merecía estar nunca allí.
Y es que has de pensar que ya he logrado olvidarte, pero si vieras a través de mi vida, te darías cuenta como lo de olvidarte es algo de lo que he desistido, ya que no encuentro manera para no extrañarte cada instante, pero solo quedan los recuerdos y sigo vacío sin ti.
Amarga sensación y más si la comparo con lo que sentía cuando llegabas, te rodeaba entre mis brazos y deseaba que nunca te fueras de mi vida. Si, acá estoy aún escribiéndote, inspirándome en tu mirada, esa mirada que me hacía creer cada promesa que salía tus labios mientras besabas mi piel.
Créeme he tratado de ser fuerte, y he tratado de olvidar cuando prometía siempre estar para ti, mientras susurraba suavemente que no faltaba nada porque eras para mí, porque hacías de mi mundo algo perfecto solo con verte sonreír, sabes que no necesitaba nada más que te quedaras aquí construyendo nuestros sueños.
Quizás nunca lo dije pero era una necesidad tenerte cerca, si te ibas esperaba con nervios, euforia, ternura y completamente enamorado el poder sentir tu voz, esa voz que me hacía débil, que me hacía entender el motivo por el que había nacido, y es que, ¿cuál otro motivo existía para vivir si no era amarte?, ¿qué otra razón le pedía al cielo para tenerte?
Tal vez no entendías lo que sentía al verte, como mi corazón se aceleraba, y no podía aguardar un solo instante para abrazarte, porque me daba cuenta que mi vida no era nada sin ti, que me sentía un dios al besarte y al tiempo un simple hombre que moría por amarte. Describir mis pensamientos sin enredar mis palabras y perderme en tu cuerpo con deseo y amor, eran cosas incontrolables cuando te tenia a mi lado.
Recorro lugares donde estuvimos alguna vez, con la esperanza de encontrarte y de lejos poderte mirar, poder hablar contigo para contarte que nunca te he mentido cuando digo que este amor es de verdad, que te amo sin importar el final de nuestra historia, que yo por ti daría mi vida, que nunca lo vayas a dudar.
Que tengo mi corazón atrapado, en un silencio eterno evitando que diga cuanto te amo, solo por verte feliz, porque sigo siendo tuyo, tan tuyo y de nadie más, que ya lo he entendido que no eres para mí, que solo soy un tonto que siempre te ha amado y que al irte te llevaste toda mi vida detrás de ti.
Que me perdones, por seguirte amando en mis sueños con tanta pasión, recordando una y otra vez cuando decías que me amabas, esas siguen siendo las esperanzas en mi alma y el pensar que algún día regreses, que olvidaras esos malos momentos que lograron terminar con todos esos sueños, sueños que eran nuestros y de nadie más.
Que entiendas que sigues dentro de mí, que mantengas tu mirada fija a la mía y digas que me olvidaste. Quizás así por fin pueda deshacerme de tu recuerdo, solo cuando lo escuche de tus labios y con la sinceridad de tu alma, tal vez allí por fin pueda tener unas “Buenas noches”.