Echo de menos una voz que nunca oí,
unos ojos que nunca vi,
una boca que nunca sentí.
Echo de menos las palabras que leí,
las teclas gastadas en que escribí,
las sonrisas que inventé y siguen allí,
donde no me pertenecen.
Me has hecho mucho daño…
Deseaba que fueras verdadero,
que me quisieras por como soy por dentro,
con mis virtudes y defectos,
con aquello complejo que casi nadie entiende,
con la seriedad del intento.
¿Por qué es tan difícil ser sincero,
abrir el corazón y entregarse entero?
¿Por qué da tanto miedo el amor?
Yo quería cuidarte, acompañarte,
tenerte conmigo… ¿te sentías preso?
¿qué esperabas de nuestros encuentros?
Yo necesitaba compartir, volver a sentir,
nunca alejarte de tu mundo feliz,
siempre estar cerca de mi fuente de luz.
Echo de menos encontrarte y hablar contigo.
¿Qué sentido tiene todo esto? Ya no te quiero.
Eres sufrimiento y malos recuerdos.
Mi mente me engaña, mi corazón sufre
y yo no obtengo respuestas.