Entre los versos sonrientes que riman en mi mente
como miles de semillas que empiezan a brotar,
oigo tu cántico de amor celestial en cada sonriente
que apresurado viste de aroma su cantar.
Cada atardecer mi bella princesa entona suspiros
que circuncidan mi corazón en pactos de amor,
respira melodías que se entretejen entre papiros
buscando a su amado que le entona versos de cantor.
En el silencio de la noche estrellada me consuela,
camina junto a mí, por las orillas del mar
que construimos entre mis versos y su cautela.
En mi atardecer sediento de palabras apasionados,
mi princesa me rodea, me respira, me silencia,
entona cadencias que mi corazón respira con sus latidos.