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Que una manta de pecados nos envuelva y nos devore el deseo.
Que tus latidos se aceleren y los míos persiguiéndoles...
Una estampida de pulsaciones desenfrenadas invadiendo tu ser,
sin embargo no pretendas que dejen de crecer.
Húmedos tus besos recorriéndome.
Esperaba un punto aparte pero no me podía dejar de estremecer.
Inmortales estos minutos, estos momentos a oscuras.
Nuestros cuerpos no responden, cerca están de quemadura.
Piel a piel a hurtadillas, centímetro a centímetro,
enredo de bocas en un abrazo de dos...
Un espejo de esperanzas, una mirada de fuego
son los ingredientes secretos que hicieron funcionar este juego.
No te arrepientas, todo fue por un motivo.
Lo disfrutaste en su momento, hoy ya no tiene sentido