Iba de perdidos, pero llegaron House y Dexter y algunos terminamos bailando, o peor
PARTE I
Pues estábamos perdidos en la isla de Lost, pero lo de montar un chiringuito no funcionó. Ellos siguieron a lo suyo y a mí, tampoco no me funciona nada demasiado tiempo. Al principio iba bien, pero luego los guionistas empezaron a liarla, como siempre, y al final los personajes se me perdieron de un lado a otro del perímetro y yo ya tenía que señalizar con luminosos el chiringuito para que se enteraran con tanto viaje, y eso parecía más bien un puticlub de carretera comarcal, y claro, los pobres más bien lo que estaban es cansados cuando llegaban, o sea que de marcha poca y no veas los caretos que me ponían porque entre los guionistas, las peleítas y las caminatas de un lado a otro, tiraban más bien a mal rollo entre ellos. Y ni con la hora feliz y con las performances de la Samanta y sus veinte y un días con sus carajoteces había manera
Y mientras le cojo el punto a esto de la soltería he aprovechado para negociar con Samanta, a mí me sonaba a actriz porno, cojonudo para el bar, pero cuando la ves ya te das cuenta de que como que no y su voz tampoco acompaña, de enfermera de un geriátrico no te digo que no lo haga bien pero de porno nada de nada, y hemos quedado en que me haga unas cuantas performances para animarme el chiringuito a ver si lo refloto y hemos quedado en algunas cosas Me va a hacer algunas típicas, 21 días in hablar, 21 días sin ver, sin andar; yo quería que lo hiciera todo a la vez, pero ella decía que iba a parecer una mosca sin alas y sin patitas, pero también quiero algunas más exóticas, y después de mucho regatear, la jodía es muy mercenaria, he conseguido que me haga 21 días sin hacer pis, 21 días sin hacer 21 días, ésta es la que más le costó, 21 días con Humo Negro, y si lo consigue 21 días en unos cagaderos de chiringuito, 21 días con Belén Esteban dentro de la bolsa de una canguro con sarna, esto es por una apuesta, yo digo que se le cae la nariz a la Esteban, y 21 días en una tormenta, éste es el último performance, con suerte la tormenta se la llevará a otra isla, que todas deben de ser solidarias.
Y como las desgracias nunca vienes juntas, mi kate, bueno la camarera, también me dejó, yo que sé, desde que empezó a beber por el stress no era la misma y ahora decía no se qué de que se había vuelto existencialista y se había enamorado de un coco.
Y ya te digo lo que dura un chiringuito. La prisa que se dé hacienda en llegar. ¿Lo qué? Lo que Oyes. Y anda que no había países detrás. Lo que no entiendo es cómo me pudieron coger los buitres españoles, si la isla ésta no se sabe donde coño está, pero yo estaba empantanado con los papeles para inscribir el negocio, porque cuando le da la gana se cambia de país y no daba abasto con los trámites de cada uno, pero me cogieron, y yo no quiero ni abrir el sobre con la multa. Y anda que no se han dado prisa. Pues como los demás países sean tan listos, antes de haberlo abierto y después de haberlo cerrado ya me van perseguir unas pocas haciendas. ¿Cuántas multas me llegarán? Y ahora ¿a la cola del paro de que país me apunto en esta isla?
Pero ¿cómo llegó hacienda a la isla de perdidos? Aquí todos llegamos en avión. El que no llega siempre es el avión. ¿Y quién lo secuestró? Todo a su tiempo. En ese avión también viajaba un médico, desde el otro lado del mundo. Y claro, un médico siempre sabe más, eso lo sabemos todos, al César lo que es del César.
Estás de suerte pringao, -Oiga, ¿qué hace aquí?- vengo sólo desde el otro lado del charco, por donde Cristo perdió la alpargata, para decirte lo que tienes. Aunque antes hemos sufrido un secuestro. Pero no temas, nos secuestraban hasta aquí, justo donde yo quería llegar. -Pues qué bien- Tienes Lupus -¿Mande? -Sí, Ves que fácil.- Oiga, que lo mío es porque me acaba de visitar usted-. Bueno, pues yo lo digo en todos los episodios y a partir de ahí empiezo a lanzar campanas al vuelo y así empiezo yo a joder al paciente, por cierto, soy House. Pues entones es Vegener. -Oiga además de cojo, ¿es sordo? Me quiere dejar tranquilo. Por ahí, hay un Humo Negro que mata a la gente, ¿por qué no va y se entera de que clase de enfermedad es?, lo mismo es una nueva, y usted, su descubridor-. Pues entonces sólo podemos saberlo con una punción lumbar. -Qué lo mío se me pasa cuando usted se vaya-. Bueno, Pues, cuando se complica el caso y estamos desesperados, como ahora, -oiga, yo no estoy desesperado, yo estoy sólo un poco hasta los cojones-, lo que suelo es intentar abrir el cerebro y rebuscar algo que ahora no recuerdo el nombre, pero suena mal, no sé qué isma cerebral, eso a la gente le encanta y a la cadena le sube la audiencia un montón, eso sí, siempre con garantías, se hace con cirugía, yo no juego con la vida de mis pacientes, sólo cuando me aburro, y así tendrás estadísticamente, más o menos, un puñado de de probabilidades de seguir viviendo. ¡Mola!, voy a preparar el quirófano.
Pero House no llegó solo. ¡Qué crueles pueden ser algunas personas! En ese avión viajaban muchas más criaturas de Dios. Y es que aprovechado el pitote de vuelos y revuelos que se formó con la nube volcánica de Islandia, una mancha de hijos de puta empezó a colocar a ciertos famosetes de medio pelo y alguna otra peor calaña en esos vuelos, a ver si así se los podían sacar de encima por uno de estos azares de la vida, sino a todos, al menos a unos pocos, y maldigo a mi perra suerte, porque acabaron cayendo esos algunos en el mismo puñetero avión del simpático doctor House y sus métodos expeditivos.
Pero entre que preparaba el quirófano en el bar, es lo que tiene la puñetera isla de Lost, que para perderte entre un puñado de personas todavía más desquiciadas que tú, está muy bien, la verdad, pero para ir al hospital pues va a ser que no, me puso unas terapias para ir mejorando y como no había medicinas, pues nos puso a bailar por parejas, organizándonos las coreografías terapéuticas y con sesiones de control, para ver la mejoría. Él decía que todos teníamos mala cara, si viera más a menudo la serie se enteraría de por qué la cara llega al suelo en esta isla, y que el ejercicio nos vendría bien, ya que no descartaba algún enfermo más mientras él iba perfilando el diagnóstico.
Y mira quien baila. Y vaya que si miro, cómo que uno de los que bailo soy yo. Y si no bailo bien ya te contaré. El puñetero House y sus malditas terapias. O eso o la punción lumbar, o sea que o bailaba con la Esteban y su chicle o me pinchaba en el hígado, ya sabéis, del tirón, le dije que me pinchase las veces que hiciese falta y con la aguja de elefante, no hacía falta anestesia, no me importaba, pero el muy cabrón me amenazó con unas sesiones de purgantes, supositorios, lavativas y rectoscopias, y ahí, entre sudores fríos, ya me derrumbé. Para mí que lo hacía sólo por joder.
Y con la macarra pandillera de la Esteban me tocó bailar un tango, pero es que claro, sin estar bebido para mentalizarme he visto a Robocop moverse con más soltura y ¿qué quieres que te diga?, tampoco es fácil cuando tu pareja está plastificada por las operaciones, parece poseída por el espíritu de un Action Man y está casi más fuerte que tú, y encima perdió la nariz de tanto salto. Total que el tango nos quedó más parecido a una celebración de un gol de Maradona de las de antes dejar las drogas. Y el Jurado, o sea House votó que no, que no pasábamos a la final, que la terapia había fallado y yo no estaba poniendo de mi parte, o sea que el gol de Maradona no había valido para nada, menos mal que le pude tapar el agujero de la nariz con el chicle porque entonces habría que haber visto nuestro tango acabado, o sea que me tocaba la punción, salvo, salvo que el público votase, y el público, que gran mancha de cabrones, votó que bailase con Dexter, -vamos no me jodas, ¿pero quién escribe esto?, ¿cómo voy a bailar con el psicópata ése? , ni de coña, la punción, hazme la punción, y las lavativas, me da igual-, y cuando ya me había bajado los calzoncillos y el sudor frío había desaparecido, porque la brisa caliente del pacífico en tu culo a la intemperie te lo quita enseguida, aparece el puto House con una batidora y me dice que el quirófano ya está montado y que mi puñado de posibilidades se ha reducido en otro puñado, -¿mande?- y que ahora son menos puñado todavía porque tengo un color verde muy raro, pero que eso ya me lo explica después de la operación porque a la batidora se le están acabando las pilas y no quiere que se le agoten en medio de la operación, -sí, claro, y si no son los maycromachines no son los auténticos, pero ¿qué cojones me estás contando? Nos ha jodido, pues claro que estoy verde, para no estarlo, ponte tú a bailar con el Dexter y a ver de qué color te pones. Míralo, si me sonríe cada vez que me mira. ¡Que no bailo!-. Pues al quirófano entonces.