Pasan los días, las noches no las siento, reposa mi cabeza en la almohada, sin pensamientos.
Al despertar, con unos buenos días cariñosos, reforzada por el descanso, abro los ojos de espacio y miro a quien me ha despertado. Casi no creo que es realidad, estiro mi brazo, lo toco para certificarme que es real e lo saludo.
Me dice:- Voy a comprar el pan e sin ruido sale.
Me levanto, subo la persiana para mirar el tiempo, bendecirme e agradecer a Dios el nuevo día.
Me arreglo un poco, peino mi cabello rebelde que está de punta y no sé porque, pero hace algún tiempo que pasa esto. Quizá por estar corto, no sé. Fresca y oliendo a gel de baño, me voy a la cocina e pongo el café haciendo, la leche calentando y como pluma sin peso, pongo la mesa.
Es bueno mi despertar, la semana pasada, fue distinta una mañana, estaba en otra cama con mi niña, fue maravilloso. Sentir sus manos cogiéndome los pomos de mi cara, que siempre desde niña lo hacía, fui feliz de una manera distinta.
Hay lazos que no se deshacen, ni cariño que termine, por muchas vueltas que la vida de.
Mi niña será siempre mía, mi compañero también, aunque se marchen lo serán siempre.
La vida interior no tiene fronteras, nada la para o cambia, mismo que lo pensemos oh tengamos ganas de olvidar, no es posible.
Sé que cuando tenemos problemas que nos ponen de malo humor, los que más amamos son los primeros a sufrir pues es sin darnos cuenta un pedido de socorro.
Pedir perdón, no sirve de nada, mejor explicarlo para que no entristezcan, con los cambios de humor que por veces, no podemos evitar.
Hice un descanso y me fui a leer un mensaje, era de un amigo desconocido, que comenta mis reflexiones y sentí vergüenza de mí. Siempre me da ánimo, con palabras sencillas, hoy, supe que su vida es más difícil que la mía e misma así aún tiene fuerza para regalarme sus comentarios. Perdón pido, por mi ceguera, por mirarme y sentir lastima, no tengo ese derecho. Perdón pido a todos por no ser presente con una palabra de apoyo a quien tanto me regala todos los días.
Lejanos mis pensamientos, volaran para allá de montes y mares, amores míos, se encogieran en mis entrañas, solo pienso en como cuesta tanto vivir, a tantos esperando un trabajo, un poder sobrevivir con esperanza.
Volveré a escribir, sobre mi niña, mi compañero, quizá mañana, hoy ya no. Lejos muy lejos alguien sufre, más que yo, el mensaje me despertó de mis lamentos que nada son, delante de lo que he leído.
Oporto, 28 de Enero de 2013
Carminha Nieves