La vida transcurre en un momento
y como un fugaz viento me roza,
pasan mis sueños en un lamento
como fatal destino me acosa.
Siento vivir un sin fin tormento,
paso horas grises, vida angustiosa,
pero aún, recuerdo el pensamiento:
la singular belleza, la rosa.
El dulce canto del ser alado,
maravilla, creación divina,
que anima y halaga los sentidos.
Siento que los días han tardado,
arrugas del alma ella domina,
¡Mi corazón cesa sus latidos!