DELICADA ABRIL

CATALINA UNA PRESUMIDA GALLINA (Cuento)

Esta es la historia de Catalina, una muy refinada y   presumida gallina. Había  llegado del  exterior  y  venía  a  visitar  a  su  prima  Eleonor, una gallinita simpática  y  cariñosa, del  corral  la  más  humilde  y  hacendosa. Catalina, había llegado desde la gran ciudad y no desaprovecharía la  oportunidad de pasar una temporada  con  su prima, pero todos allí sabían  que era pura pantomima, que solo  deseaba su dinero y belleza ostentar y cual si fuese una gallina ponedora, en lugar de huevo su malicia empollar.

 

 Hoy Catalina al despuntar el alba se despertó,  y mucho antes  de que cantara  el  gallo se levantó, pues  quería  por  los  alrededores  rondar, para su  esbelta y muy  cuidada silueta  ante todos  pavonear; comenzó entonces  con su acostumbrado  ritual de belleza  dándose con ello aun más  aires  de  grandeza. Inició por sus  pestañas, las cuales de manera exagerada  rizó y  a  su  cresta mucha   laca  colocó; se puso una cartera  que  hiciera   juego con  el  collar, pulseras, anillos, además de unos coloridos y  grandes zarcillos; terminando con su excesivo rito puso  sobre  su  pico, un escarchado y rojizo   brillo labial  que combinaba con el colorete que en sus cachetes se acababa de aplicar.

 

  Ya lista,  quiso dar  ese  recorrido mañanero y cuando pasaba justo enfrente del gallinero,  los gallos del lugar comenzaron a cacarear, haciendo alarde  de cual más fuerte podía cantar. De pronto se escuchó un  estridente quiquiriquí, que un arriscado y enamoradizo pataruco con el cuello alzado y pecho inflado a aquella exótica gallina lanzó.

 

   Catalina, con la cabeza ladeada, de manera desdeñosa  al gallo respondió: ¡Calla el pico  pataruco desplumado!, ¿será que en un espejo no te has observado?  Luego  dirigiendo su mirar hacia los otros gallos, con un ademán de desprecio como si fuesen vasallos,   dio media vuelta y se  marchó.

 

  Caminando ya por las afueras del corral, en busca de un centro comercial, a lo lejos observó un increíble  espejismo y haciendo gala de su excesivo   divismo, apresuró su paso  para ver de cerca a  aquel vistoso animal; quedó  encandilada  pues era algo único y sin igual, era un ave elegante, de rojo plumaje con una larga cola por demás exuberante, la cual resplandecía aún más desplegada. Ella lo veía maravillada y enmudecida por la emoción, solo un entorpecido y chillón ¡saludo! de su pico brotó, a lo que este muy entusiasta respondió: 

 

-Buenos días, mucho gusto, yo soy  Augusto; tú debes ser Catalina la prima de Eleonor. En este preciso instante me dirigía al gallinero a declararle mi amor; es más, nos encantaría que fueses tú la madrina, ¿nos concederías ese honor?

 

  Y ya imaginarán ustedes  lo que sucedió con Catalina, esa presumida gallina,  acompañada tan solo por la soledad y envuelta en el ropaje de su  vanidad…solterona se quedó; porque ella jamás entendió que la riqueza   que  poseía Eleonor, brotaba a cantidades de su corazón, sus sentimientos  eran de muchos  quilates  y su alma resplandecía aún más que el oro .

 

 

… El  más costoso y  duradero maquillaje  es ese que delinea los ojos del alma, haciendo  resaltar en ellos esa  sinceridad  y pureza, ese que con un  sombreado de amor y sensibilidad difuminan del rostro la tristeza, atenuándolo con los tonos de la  alegría, ruborizando con algo de pudor las mejillas y  pintando  en los labios una sonrisa para completar esa belleza.