María

Mi Muso

Musas lúdicas. Deidades encantadas, celebrando en el bosque con banquetes olímpicos.

 

Como adolescentes libres, un día brillan, una noche apabullan.

 

Y recuerdo a Mi Muso, el único que promueve mis trazos.

 

Aquél que, presente, incitaba a la vivencia profunda, estremecedora.

 

Éste que, ausente, me acerca fotografías opacas, engañosas imágenes de etéreos pretéritos, de gozo infinito.