Entre mis manos cerradas
sereno se escurre el río,
corriendo en libre albedrío
escapa a las carcajadas.
Así se me fue tu amor
una mañana cualquiera,
sin darme cuenta siquiera
partiste tú, picaflor.
Sin ser esta vez primera
en mi boca trago amargo,
pronto salí del letargo
en pos de nueva ribera.
Así me callé tu nombre
aunque llamarte quería
y apostada en valentía
un día dije el de otro hombre.
Mientras tu y tú compañera
su sueño de amor vivían,
los olvidos transcurrían
liberados de la espera.
El llanto se fue escurriendo
igual que el agua del río
y el sentimiento vacío
en otros brazos creyendo.
Así conocí otros besos
jugosos frutos maduros,
nacidos de amores puros
miel de dulces embelesos.
El río sigue su curso
con imbatible osadía,
lo mismo que mi alegría
estrena un nuevo discurso.
Sonrío alegre a la vida
sin angustia o aflicción,
atrás quedo la traición
como el agua ya escurrida.
Hoy mi cause es caudaloso
refrescante y cristalino,
naciente de amor divino
con poder maravilloso.
Son tuyas aguas lodosas
atascadas en la orilla,
mezcla de arena y arcilla
de riberas pantanosas.
Sea cada uno en lo suyo
en lo que a mi se refiere,
si tu vertiente muriere
es ese un problema tuyo.
Alza en vuelo picaflor
abandona tu pantano,
seguro en jardín cercano
hallarás sitio mejor.
Bate tus alas ligero
ve a libar cándidas flores,
sorbiendo malos amores
has de vivir prisionero.