Del rosal que tengo en casa todas ellas llevan un nombre
la amarilla Esther, la rosada es Juliana,
la blanca Marilu ella es algo extraña
que brota sus petalos en la mañana
y se esconden en la tarde,
la roja es Rosa Maria la mas consentida,
pero mi jardin me llena de alegria
y en mis poemas a cada una de ellas
la tengo plasmada como la estimo,
cuando pasan unas damas
y quieren tomarla una de ellas
les digo: ¡mejor llevense al jardinero!,
como se rien y yo alegre inspirado cuidandolas
para que no se marchiten y ellas luzcan para mi.