Tula

No quiero ver…


No quiero ver el dolor en tu cara,

porque sin tu alegría

esta casa envejece a cada paso

y en cada puerta que abro

descubro  una tela de canas

tejida por los insectos de la pena

que oprime mi pecho

hasta que el aire me abandona

y al adentrarme en cada nueva estancia

sólo veo las arrugas del tiempo,

los quejidos de los muebles aullando su dolor.

No sufras, para que vuelvan las sonrisas en el aire,

las carcajadas en el cuerpo,

los sueños en el azul de la mañana,

para hacer de nuestro hogar

un lugar donde el aroma

que huele a fiesta del corazón

llene todos los rincones.