Hija del Sol

AQUELLA TARDE...

Aquella tarde de horas viajeras

de sueños vagando sin sentido…

de vientos sinsabores y sin esperas,

de un sólo camino… y sin esquivos.

Tarde de rojas tormentas y ásperas soledades,

y de esos momentos… que saben a ácidas verdades…

¡Tarde bendita! cuando te conocí

aquella, cuando el tiempo enmudeció

y más nunca volví a saber de mí,

en una ráfaga de emociones… todo voló.

La magia se formó… y de pronto nos secuestró,

buscó aliados en nuestro verbo y ahí nos atrapó.

De pronto el tic tac del tiempo parió de nuevo los segundos,

volví, “siendo” a este mundo y mi alma en su momento

se concibió en un TE AMO… ese, que día a día te exclamo.

Testigos de lo sucedido ese día:  tu mirada y la mía.