Según, bidimensional, mi vista,
por la miopía, herencia congénita,
quizá no ver, tu tercera dimensión.
Campo, donde temporalmente viví,
compartimos los pájaros y flores,
nos dan, sabia enseñanza de la vida,
vino a mi corazón, de los sentidos,
amor de tu trigal, en primavera.
Te seccionó mi vista, no completa,
los oídos escucharon tu extraña voz.
Ojos, en la planicie de tu cuerpo,
sin el furor del delta de tu valle,
y el monte escondido a mi pupila.
Tus manos, fuego del volcán andino,
la época cuando el botón florece.
Tallo y hojas, de la figura del trigo,
se mece al viento, que abre a tu paso,
y destierra el invierno que termina,
la siguiente estación, llegó contigo.
Te descubro como cromo, en detalle,
de tus piernas su belleza, una oleada,
cuando caminas o para sentarte.
Viví tu movimiento y te observaba.
El ciclo continúa, pasa en verano,
no testigo de las lluvias a tu ser,
la incógnita se guarda en el archivo,
que el Universo tiene a cada uno.
El ayate cósmico, de mil hilos,
nos ata, nos separa y nos reune,
vivimos tantas vidas en olvido.
De súbito, en dos puntos de contacto,
un filamento vibra y darnos cuenta,
aunque separados, estamos juntos,
es el caso contigo, que discierno.
La espiga del otoño, con sus granos,
que la vida proporciona a cada quien,
lo miro ésta mañana con ropaje,
tan distinto como tal cultura.
Cada grano, con su gluma, es tu piel,
más después, de ilusión de su desnudez,
donde se evaporan los sentidos,
y la energía radiante, nuestra esencia,
en vertiginoso giro en la rueda.
Nos sabemos, recordamos los rostros,
algunas palabras, porque falta algo,
estamos ambos, frente al muro del tiempo,
en el se ha guardado vida, nada más.
Tiene agujeros donde nos miramos,
¿A quien le toca, a ti, a mi, al destino,
cierra, abre o igual deja el orificio?
Dos gaviotas de compartido anidal,
prolongado suspiro de estaciones,
su nuevo vuelo, les encuentra en el mar,
a la orilla, sus alas de cada una.
¿Es tarde para el juego del amor?
EL POETA DEL AMOR. 30-01-13.
CABO SAN LUCAS, BCS. MÉXICO.