IMAGINACIÓN
¡Oh cualidad hermosa, don preciado!
Imaginación, que libre de lazos y de cárceles
te remontas al etéreo espacio y llegas
hasta el umbral de Dios y el infinito,
o te consumes en el lodo y la podredumbre,
haciendo del hombre ya un ángel, ya un demonio.
Te entretienes y das los mejores vuelos
con la mente del infante; castillos y duendes
y monstruos y hadas y leyendas tejes,
sometiéndolo a tus caprichos juguetones.
Eres amiga del joven que enamorado siente
el corazón en vez primera y lo animas
para dar el paso hacia el futuro incierto
con el pecho erguido y la ilusión en alto.
Pero te empecinas con la edad madura
y eres capaz de convertirlo en sabio,
lumbrera de su estirpe, o lo entorpeces
y desquicias su razón y se convierte en loco.
Es por tí que los poetas no envejecen
y es por tí que los eruditos se superan,
por tu influjo se hace poderoso el rico,
el niño se divierte y se recrea,
el joven ama, se enamora y piensa,
el anciano sueña y se acongoja.
Es por tí que los trovadores cantan
entonando líricas estrofas al son del viento,
los inventos nacen y es próspera la ciencia,
el humano al espacio llega y lo conquista.
Mereces un altar, que se te rinda ofrenda,
no como un ídolo más, sino como un rayo
que de la mente omnisciente del Creador,
en la del hombre enaltecido se refleja.