Cuán grandiosa una roca
cuando puebla el camino;
incertidumbres destinos
que el tropiezo desemboca.
Cuán infinita una utopía
que malogra las prebendas.
Abuelas, madres y tías
amapolas, musgos, haciendas.
Que imprecisa la terrible y arbitraria
nostalgia que alimenta las apologías,
Que quijotes, que ínsula de Barataria
Que fémina, que don, que pulmonía.
Perfectos sonetos, trova bohemia,
Silencios profundos cual cavidad
De féretros colmados de soledad;
que poesía que el dolor apremia.
Múltiples derroches y tan poco ser,
en la faz, como un simple exabrupto suicida;
tantos milagros que enamoran en ésta vida
y yo enamorándome de una mujer…