Mujer,
hueles a mar, a romero y a sueños,
a compases gitanos llenos de ternura,
eres ese tacto de pecaminoso deseo,
que inundas todo lo que anhelo.
Mujer,
formas y eres mi mundo,
en mi mente se restriega tu locura,
mientras mi noche negra cabalga,
y se disipa
ante la llegada de tu aurora…
Y sabes a amor, a amor,
a ese amor que lo inunda todo.
Cerca y te añoro tanto,
extraño, teniéndote tan cerca,
a cada segundo,
tu aroma y tu piel…
Eres el calor que calma mi frio,
ese Camino que resquebrajas mi tiempo,
estando secuestrado por tu sonrisa,
que un día se apropió de mi mirada,
desde tus ojos llenos de palabras y caricias...
Tu sol me encandila,
la mar de tu boca me ahoga,
la arena de tu piel me quema
siendo tú, ese néctar
que solo calma mi sed…
Mujer, eres el sueño
del cual nunca quiero despertar,
ni aún estando muerto.