Tu voz no es tu voz...
sin embargo yo te escucho,
aunque lejana como la lluvia ida
yo te siento sobre las hojas verdes
y vienes, y vienes,
una y otra vez vienes
melancolía
bajo las piedras de mis letras,
silenciosa mirada desde dentro
donde resuena tu risa...
sobre tu blanca piel
y tu viento
y tus ojos siempre negros:
amar tu cuerpo,
tu ser.
Tu voz es tenue,
suave, sincera
como la de una niña que juega
a correr entre los árboles
que marcan el tiempo nuestro
y que por alguna razón
escribe en el sueño
"madreselva",
y es aquella flor,
tan blanca, tan delicada
la que hoy nos encuentra
fuera de este papel
en la humedad de mis labios
el beso
y tu voz
en mi conciencia.