Poco a poco cae la tarde
y pequeñas amapolas
acarician el silencio.
Se escucha el viento
revolotear alondras
y la enagua de mil espigas,
agitarse.
Colecciono para mí
esta pradera que imagino.
Un verano inmenso
de colorido y perfume
y a lo lejos,
una avalancha de risa.
Paseo
junto a la débil silueta
de mi sombrero
y debes en cuando,
hago una pausa...
cierro los ojos
y creo sentir el roce de su pelo
en el sol que se lleva la tarde.
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